Los superpoderes siempre han estado de moda, pero un vistazo rápido a la cartelera de estos últimos años deja claro que ahora están más presentes que nunca. Curiosamente, una de las características más comunes de un gran número de superhéroes es que poseen sentidos hipersensibles, capaces de detectar estímulos completamente inaccesibles para un humano “normal y corriente”.
La vista es, precisamente, uno de esos sentidos que con frecuencia se encuentran mejorados en estos seres extraordinarios, permitiéndoles, por ejemplo, ver en la oscuridad. Como siempre, un paso por detrás de la ficción, la ciencia pone a nuestra disposición este “superpoder” sin necesidad de usar gafas especiales.
Los mamíferos solo podemos detectar con nuestro sentido de la vista la parte de la radiación electromagnética conocida como luz visible, mientras que la radiación infrarroja, de menor energía y mayor longitud de onda, es completamente invisible para nuestros ojos…hasta ahora.
Un grupo de investigadores ha logrado, mediante la inyección de nanopartículas en la retina de ratones, que estos sean capaces de detectar la radiación infrarroja con sus propios ojos.
Estas nanopartículas actúan como pequeños transductores, absorbiendo la energía proveniente de la radiación infrarroja y transformándola en radiación visible. Al ser colocadas en la parte posterior del ojo, las nanopartículas se unen a los fotorreceptores presentes en la retina de los ratones de modo que, al emitir luz visible, son capaces de estimular las células fotosensibles a las que están unidas.
Los fotorreceptores son células especializadas sensibles a la luz que, al activarse, producen impulsos nerviosos que viajan hasta la corteza visual, en la parte posterior del cerebro, a través del nervio óptico.
En los mamíferos existen fotorreceptores de dos tipos, los conos y los bastones. Los primeros detectan el color, y en humanos pueden ser de tres tipos, los que muestran mayor sensibilidad a la luz azul, los que responden más frente a la luz verde y los que son más sensibles a la luz roja. El segundo tipo de fotorreceptores se denominan bastones, son muy sensibles a la luz, permitiéndonos ver en condiciones de casi oscuridad, pero no permiten distinguir colores, lo que resulta en que, cuando apenas hay luz, tengamos una visión en blanco y negro.
Según los autores de este estudio, debido a las similitudes entre la fisiología de la visión de ratones y humanos, esta técnica podría conferir nuevas habilidades, como la visión térmica. Esto es posible gracias a que todos los cuerpos que emiten calor por encima del cero absoluto (0 grados Kelvin o -273,15 grados centígrados) generan radiación infrarroja.
Además, también podría resultar útil para el tratamiento de pacientes con deficiencias visuales, con la ventaja de que no parecen tener efectos secundarios y no interfieren con la detección normal de la luz del espectro visible.
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