Naturaleza y Biología

EL CLIMA Y LOS ESTADOS DE ÁNIMO


Después de unos días de vacaciones y de desconexión es fácil que nos sintamos un poco decaídos, pero que no cunda el pánico, porque ahora que el buen tiempo va llegando, a pesar de que los días de fiesta  ya son historia, nuestro humor va a ir mejorando. ¿A quién no le alegra el alma despertarse por la mañana, abrir la persiana y ver el sol brillando?

Toda esta alegría relacionada con el cielo azul y el sol tiene una base científica, sí, sí, el clima afecta a los estados de ánimo, pero creo que eso ya lo habíamos notado todos.

Los días grises, de lluvia, con poca luz, es decir, los días de invierno, la frase que más se oye es “hoy es día de sofá, manta y peli”. Pero en cambio, cuando el tiempo cambia y sale un sol radiante, nos falta tiempo para decir “hoy es día de playa/terraza/caña/paseo (etc…)” y cambiar nuestros planes.

Numerosos estudios han tratado de relacionar la presencia de cambios psicopatológicos con los cambios climáticos, centrándose en la influencia meteorológica en la dinámica funcional de los neurotransmisores cerebrales, lo  que supondría que, al margen de elementos subjetivos, existe una realidad  biológica. Este enfoque, ha llevado al concepto de meteorotropismo, definido como aquellas enfermedades con perfiles concretos, síntomas y síndromes derivados del efecto de los diferentes estados atmosféricos.

 

Múltiples estudios han mostrado estas evidencias analizando de forma individual cada uno de estos factores del tiempo:

-En cuanto a la temperatura: se ha relacionado una asociación entre las bajas temperaturas y el desarrollo de cuadros depresivos.

Así mismo, se sabe también que el calor y el sol nos transmiten buen humor y eso hace que estemos con un estado anímico más agradable, que estemos más receptivos con los demás, más sonrientes, etc. Se ha demostrado que las temperaturas cálidas y las horas de sol, bajan los niveles de ansiedad y aumentan el pensamiento positivo.

-En lo que respecta a la humedad ambiental: se ha observado un incremento del número de visitas a servicios de urgencias en hospitales psiquiátricos durante los días secos.

Mucha humedad dificultaría la concentración y aumentaría la fatiga.

-Referido a la  presión atmosférica: se demuestra un aumento de los actos de violencia y urgencias psiquiátricas durante los días de bajas presiones atmosféricas. Asimismo, se relacionan las altas presiones con patrones de sueño continuados.

-En relación a la radiación solar: se evidencia un aumento de los ingresos de urgencias en los días con más horas de sol, siendo la estación del año predominante el verano.

Esto explicaría por qué en determinados casos el exceso de calor nos vuelve más violentos y agresivos. Solo hace falta recordar esos días de verano tan calurosos, en los que es imposible salir de casa, o dormir por las noches. ¿Quién puede estar de buen humor así?

Unido a todos estos factores relacionados con el clima, también se han observado patrones estacionales en gran cantidad de patologías psiquiátricas, como es el caso de la manía, los cuadros depresivos, la esquizofrenia, trastornos del sueño y cuadros neuróticos, trastornos de estrés y adaptación. Serían los llamados Trastorno afectivo estacional (TAE).

Todo esto no quiere decir que nos tenemos que excusar en el clima, pero que sí somos seres que vivimos en un entorno concreto y los factores externos nos afectan como al resto de los seres vivos.

«La primavera, la sangre altera»

Deja un comentario