Lo que se pierde en un incendio es incalculable.
Las imágenes de la semana pasada que nos llegaban desde Asturias, Galicia y Portugal hacían pensar lo peor. No sólo se han perdido vidas humanas, sino que los ecosistemas quedan destruidos.
Aunque los fuegos naturales puedan cumplir una función importante en el mantenimiento de la salud de ciertos ecosistemas, los incendios de la semana pasada, provocados, son una amenaza enorme para muchos bosques y su biodiversidad.
EFECTOS EN LOS ECOSISTEMAS A CAUSA DEL FUEGO
Los incendios forestales tienen muchas implicaciones para la diversidad biológica. A escala general son una fuente importante de carbono emitido, lo que contribuye al calentamiento global que podría conducir a más cambios en la biodiversidad. A nivel regional y local, conducen a cambios en las existencias de biomasa, alteran el ciclo hidrológico con efectos posteriores para los sistemas marinos, y afectan el funcionamiento de las especies de plantas y animales. El humo de los incendios puede reducir significativamente la actividad fotosintética y por supuesto puede ser perjudicial para la salud de humanos y animales.
Después de un incendio, las especies pirófitas, es decir, aquellas especies vegetales que tienen afinidad con el fuego, reemplazan las vastas áreas de bosque calcinado. El reemplazo de estas áreas de bosque con pastizales pirofíticos es uno de los impactos ecológicos más negativos de los incendios en los bosques. Lo que una vez fue un denso bosque de hoja perenne se convierte en un bosque empobrecido poblado por algunas especies de árboles resistentes al fuego y una cubierta de malezas de hierbas. Es decir, la biodiversidad se reduce.
El fuego puede matar prácticamente todas las plántulas, brotes, y árboles jóvenes, ya que no están protegidos por una corteza gruesa. El daño al banco de semillas, las plántulas y los retoños dificulta la recuperación de la especies originales.
EFECTOS DEL INCENDIO EN LA FAUNA FORESTAL
En bosques donde el fuego fue provocado, los impactos son devastadores en las especies de vertebrados e invertebrados; no solo matándolos directamente, sino también causando efectos indirectos a largo plazo como estrés y pérdida de hábitat, pérdida de territorios, pérdida de refugio y falta de alimento. La merma de organismos clave en los ecosistemas forestales, como invertebrados, polinizadores y organismos encargados de la descomposición de la materia, puede ralentizar significativamente la tasa de recuperación del bosque.
Pérdida de hábitat, territorios y refugio
La destrucción de árboles con cavidades permanentes así como de troncos muertos en el suelo tiene efectos negativos en la mayoría de las especies de mamíferos pequeños (por ejemplo, musarañas, murciélagos) y en aves que anidan en cavidades.
Los incendios también pueden provocar el desplazamiento de aves y mamíferos hacia nuevos territorios, lo que puede alterar el equilibrio local de estos espacios.
Pérdida de comida
La pérdida de árboles frutales provoca una disminución general de las especies de aves y animales que dependen de las frutas como alimento principal.
Los bosques quemados se empobrecen de pequeños mamíferos, aves y reptiles, y los carnívoros tienden a evitar las áreas quemadas. La reducción de la densidad de los mamíferos pequeños, como los roedores, puede afectar negativamente el suministro de alimentos para otros carnívoros, como los zorros.
Los incendios también destruyen la hojarasca y su comunidad asociada de artrópodos, reduciendo aún más la disponibilidad de alimentos para omnívoros y carnívoros.
En resumen, una simple llama altera el equilibrio natural, y una vez más, nosotros somos los culpables.